domingo, 4 de octubre de 2009

Alice

Ashley Green as Alice Cullen
jueves, 17 de septiembre de 2009

Confesiones (EmmettxRosalie)

-Piensen lo que piensen los demás, no estoy con Rose por su físico. Lo juro -

Edward alzó una ceja en contestación mis pensamientos.

-Vale, bueno. Quizá un poco, pero no fue en lo primero que me fijé – esta vez Edward paró de tocar y puso los ojos en blanco momentáneamente. Después de exactamente dos segundos siguió con la melodía que estaba creando.

-He vuelto a mentir – admití para su deleite - obviamente que fue lo primero en lo que me fijé, ¡pero porque es lo primero que se ve de una persona! pero no me enamoré de ella por eso – Esta vez no hubo contestación alguna. Siguió tocando con gran celeridad como si no me hubiese encontrado en ese gran salón que eran las fiestas de pensamientos dentro de su coco.

-Edward ayuda – supliqué – ¡Oh, Vamos! ¡Esa cara de satisfacción pónsela a Bella a mí no! – pensé indignado.

Edward rió suavemente. Esme, Alice y Carlisle, que se encontraban en el salón le miraron, todos pensando lo mismo, “¿Tanta gracia tiene lo que se me acaba de pasar por la cabeza?”, claro que ellos no sabían que estaba escuchando mis pensamientos y no los suyos.

Se acercaba mi aniversario con Rose, y con ello un problema, el regalo. No quería que fuese un aniversario como el de cualquier mortal, aburrido y simple, pero las otras veces que había intentado algo a lo grande, Rose no parecía muy satisfecha… ¿Qué querría? ¿Por qué Edward no me ayudaba a averiguarlo?

-¡Vamos! ¡Confiesa! – Le grité desde mi fuero interno para que se diese prisa en responderme.

Me hizo un gesto con la cabeza indicándome que le siguiese en dirección al bosque. Intenté adelantarle pero él, malditamente más rápido que cualquiera de nosotros, se anticipó a mi movimiento y saltó por la ventana. Quería una carrera, si le ganaba confesaría.

La risa de Edward producía eco en todo el bosque y era casi ahogada por mis gruñidos guturales de rabia e indignación. Zigzagueaba por entre los verdes árboles primaverales y yo continuaba la persecución, pero él seguía ganando. Avanzaba y avanzaba, destrozando flores a mi paso, arrancando las hojas de los árboles y espantando a las pocas ardillas que había a esas horas de la mañana, pero el aire chocaba contra mi enorme cuerpo restándome velocidad y de repente tuve una idea y sentí unas inmensas ganas de reír. Me incliné hacia delante y apoyé mis brazos contra el suelo y lo empujé hacia atrás dándome impulso. Edward se giró para ver mi movimiento y fue un descuido por su parte porque esta postura típica de lobos me permitió avanzar a grandes saltos posicionándome más cerca de él. Arrugó la nariz como muestra de desagrado, estaría recordándole al lobo ese, Jacob.

Esto se ponía interesante, se había enfadado, pero por orgullo no correría igual que yo, lo sabía, y parecía que podía alcanzarle, ¡incluso adelantarle! Wow, tendría que observar a los lobos para descubrir más cosas, a fin de cuentas no eran tan inútiles.

A cada salto que daba mejoraba mi técnica aun más, era incluso mejor que los lobos. Casi pude oír el rechinar de los dientes de Edward por su enfado. En unos segundos estaríamos en su pequeña casa, con Bella y ¡maldita sea! eso parecía darle fuerzas. Le imité y pensé en Rose; su perfecto aroma colándose en mis pulmones sin permiso, sus hebras doradas resplandecientes a la luz del sol de la mañana, su escultural cuerpo pálido yaciendo sobre mi cama semi enterrado bajo las finas sábanas de seda roja, torturándome, deleitándome, provocándome, invitándome a la locura y al amor…Desesperado comencé a ir más deprisa y más deprisa viendo a Rose saliendo de esa casa y agitando el brazo para saludarme con una amorosa sonrisa.

Ya había igualado a Edward.

Ahora pensé en la risa de Rosalie cuando estábamos juntos, cuando me sonreía y nos mirábamos durante horas, días, hasta que nos ardía la garganta y no podíamos decidir si era culpa de la sed o del amor. Cuando esa sed nos inundaba ya no había quien nos frenase y desatábamos toda nuestra pasión, saltando el uno sobre el otro, mezclándonos, rozándonos, amándonos y observando nuestros, ahora oscurecidos ojos y deleitándonos con la ya conocida figura del otro, recostada sobre el otro, con las respiraciones acompasadas, y sus movimientos; sus gráciles movimientos que me volvían loco. Cuando recorría mi cuerpo con sus finos dedos, cuando giraba su cabeza para apartarse el pelo de la cara, cuando besaba mi cuello, cuando mordía, cuando yo la enterraba bajo mis brazos, cuando estiraba sus piernas para tocar las mías, con cada minúscula parte de su cuerpo rozando el mío, quemándolo, era la Galatea de mis sueños…

Y por fin, por fin noté que había adelantado a Edward, y ahí estaba la meta, su casa, así que di el último empujón y salté, salté más de lo que lo había hecho en mi vida y llegué antes que él, que resopló y me miró con furia.

Bella salió de la casa al oír a Edward llegar. Éste corrió tanto por la felicidad que chocó contra ella, como dos imanes que se atraen, pero ésta pudo retenerle contra su pecho sin sufrir daño alguno. Edward seguía resoplando desde los brazos de Bella y yo no podía hacer otra cosa que reír, reír a mandíbula batiente y golpear con el puño el suelo.

Bella me gruñó para que parase de regocijarme y me invitó a entrar. Edward pasó antes que yo no sin antes echarme una furiosa mirada, y yo se lo permití. Admiré la casa durante unos segundos, era muy…de su estilo. Marrón y derivados.

Bella se sentó en su sofá beige y adoptó la postura de una estatua leyendo, desinteresada de nuestras disputas. Probablemente fue lo que hacía antes de nuestra llegada y explicaría su tardía salida de la casa que hizo que yo ganase a su maridito. A su lado, Edward tenía la mano recostada sobre su rodilla mientras todo su cuerpo rozaba al de su amada. Me invitó a tomar asiento en uno de los sofás individuales con un gesto de mano. Me senté lentamente y me sonrió.

-Eres muy tenaz y competitivo.

-Ya sabes como soy – le respondí aun sonriendo por mi victoria.

-He de ser justo, nadie me había ganado en velocidad antes, pero creo saber la razón por la que me has vencido – comentó alzando una ceja.

Bella a su lado sonrió adivinando lo que había ocurrido. Ups, al parecer Edward había escuchado mis pensamientos mientras corría…Tosí un poco y miré hacia otro lado avergonzado, que más podía hacer, Edward había visto lo que Rosalie y yo hacíamos. Maldita sea.

-He de confesar – empezó Edward – que para este asunto requiero la ayuda de mi preciosa esposa – sonrió en su dirección y ambos intercambiaron una mirada cómplice y un roce, para que luego él volviese a mirarme seriamente. –Puedo saber que piensa Rosalie, pero ella no va gritando sus deseos más profundos – tosió y sonrió arrogantemente- como otros.

Le gruñí.

Estúpido engreído – pensé.

-¿Y como nos puede ayudar Bella en esto? Rose y ella no son especialmente íntimas.

-Comparten más de lo que piensas.

La pequeña Nessy apareció velozmente y puso los brazos en alto frente a su madre para que la recogiese. No hizo falta otra señal porque en un segundo estaba sentada en las rodillas de su madre con el libro entre sus pequeñas manos y una sonrisa complaciente. Edward la besó la coronilla haciéndola una reverencia y prosiguió.

-Bella y Rose son mujeres.

-¡Que sorpresa!- ironicé

-Ambas hemos sido humanas, no con los mismos deseos entonces pero…creo que puedo adivinar los suyos, al fin y al cabo no somos tan distintas, perseguimos los mismos sueños ahora mismo – Se adelantó Bella a responder –Los míos hechos realidad. – sonrió y miró a su familia completa que parecía sacada de un anuncio, resplandecientes, felices, como rodeados por una burbuja, un halo de bondad y felicidad.

-Sabes que no le puedo dar eso. – repliqué sombrío.

-Lo sé.

De pronto se noto que el ambiente se había tensado mucho, todos permanecimos en silencio con la cabeza baja por unos momentos recordando el horror. Renesmee también lo notó y posó su delicada mano en la mejilla de su madre con nerviosismo para comunicarle algo.

Ella la cogió de la mano, la abrazó suavemente y la susurró al oído que se tranquilizase, que no ocurría nada.

Edward también la cogió de la mano y rompió el silencio.

-Lirios y Rosas, sus favoritas. Le pediré a Alice que encargue un ramo.

-Gracias. - Contesté aún un poco tocado por el momento.

-Verás Em – Bella se reclinó hacia delante un poco con la niña en los brazos – Rosalie no quiso convertirse, no fue elección suya, ella amaba su vida como humana, y ahora no puede volver a tenerla, todo es distinto.

-Lo sé, intento hacerla lo más feliz que puedo…

-Emmett, cariño, haces más de lo que puedes, ella te ama, te adora y lo sabes, y es feliz contigo – comenzó a decir Bella intentando arreglarlo.

-Pero no completamente ¿cierto?, yo…Siento que la debo algo. La debo la vida.

Esta vez fue Edward el que habló.

-Ella te eligió como su compañero, como apoyo, y sigue viviendo gracias a ti, con esa felicidad que nosotros no vemos pero que pone en su cara para ti, con ese amor que se ve en sus ojos brillantes, expectantes a cada movimiento que tu haces…sois uno solo. Lo sé, oigo lo que piensa. Piensa en ti, únicamente en ti, bueno…y en ella.

-Hay algo que echa de menos, algo que no tenía cuando era humana pero que envidiaba, que quería. Una familia, y tu puedes dársela, aunque sea por un día – Bella sonrió y besó a su hija en la cabeza. - Edward rozó su brazo y comenzaron a confesarme lo que tenían planeado.


-o-

No sabía si funcionaría, me parecía tan…mundano, simple. Pero Bella y Edward se mantenían en su postura, ¿quién entenderá algún día a las mujeres?

Me envalentoné y toqué el timbre de nuestra casa. Rose abrió la puerta desconcertada y me miró de arriba abajo. Iba vestido con una camiseta de manga corta, unos vaqueros y un suéter anudado al cuello. En una mano llevaba un gran ramo de Lirios y Rosas que casi me sepultaban y en la otra a la pequeña Renesmee con un vestido verde de flores y un lacito en el lado derecho de su pelo.

-¿Te vienes al parque conmigo y con Renesmee? También podemos ir al Zoo –añadí - todos juntos…bueno, no creo que sea buena idea, allí hay pumas y leones, ¿no?

Entonces Rose sonrió como no lo había hecho en su vida y formamos una completa burbuja de felicidad familiar. Cuando menos me lo esperaba Rose saltó a mis brazos y me abrazó. Me abrazó muy fuerte y sé que si fuese humana, hubiese llorado de felicidad, porque le había hecho el regalo perfecto, le habría mostrado como éramos una familia completa, nosotros dos. Pero que también formaban parte de ella los demás, Edward, Bella, Renesmee, Alice, Jasper, Carlisle y Esme. Que podíamos ser como cualquier humano a pesar de que nuestro corazón no latiese. La había demostrado que podía hacerla feliz, que la amaba y que a pesar de no poder tener hijos, éramos los tíos de Renesmee y estábamos tan llenos de amor como el primer día y estábamos dispuestos a repartirlo y a seguir juntos por toda la eternidad.

domingo, 31 de mayo de 2009

Cullens and Hales

jueves, 18 de diciembre de 2008

[FanFic] Rasgones (JasperxAlice)


Rasgones - JasperxAlice

[ Os recomiendo que escucheis la canción: Eyes on Fire mientras leeis este fanfic. Hasta que acabe la primera conversación entre ellos. Cuando empiece la acción: Nomads. ]

Me dirigí al espejo para ver si me quedaba bien el vestido nuevo. Era como todos mis vestidos, negro. Pero tenía un brillo que se me antojó gracioso, como cuando se nos veía bajo la tenue luz del sol y un poco de niebla. Teníamos tantos chistes privados en la familia… Sonreí recordando algunos de ellos, pero pronto mi sonrisa se desvaneció.

Jasper. Ahora que estábamos en casa no estaría sufriendo, pese a que Bella ya había impregnado el edificio con su delicioso aroma. No estaría sufriendo, no. Se estaría lamentando, lamentando por tener que vivir así por mí. Siempre alerta para que ningún humano traspasara sus límites y pudiese ponerse en peligro. Los defendía de él mismo. Se veía como un monstruo. Yo sólo veía el futuro, y era algo que me gustaba, anticiparme a los hechos, haber podido encontrar a mi familia, y ver siempre a Jasper junto a mí. Pero él nunca llegaba a tener esa pose relajada y ese brillo en los ojos que yo tenía cuando le miraba. Volvía a estar alerta.

Ya le había preguntado en varias ocasiones si quería dejar a la familia, aunque solo fuese una temporada, para estar solos los dos, juntos, pero siempre respondía que eso dolería, separarse de Carlisle, Esme y los demás. Y luego, volver a oler la sangre humana después de un periodo sin ella sería el peor de los dolores. El ardor en la garganta, el ser lo único que determinaba sus acciones… No podía entender su desesperación por la sangre humana pese a haberme sentido tentada por ella. Yo nunca la había bebido, y al introducirme en esta familia tuve claro que jamás lo haría.

Tenía envidia de Edward. Él podía saber exactamente lo que pensaba Jasper, como se sentía en cada momento, podía compartir su dolor. Y yo no podía. Me hubiese gustado tener su habilidad, para sentirme más cerca de él, como uno solo, pero me contentaba con echar un ojo a mi futuro y verle junto a mí, parcialmente feliz. Sabiendo que nunca me dejaría pese a lo infeliz que fuese. Y eso me hacía egoísta. Pero algún día conseguiría que fuese tan feliz como yo lo era a su lado, en casa.

 

El vestido estaba bien. Conocía mi cuerpo a la perfección. Como ser la perfecta atracción para cualquier humano o vampiro. Me atusé el pelo, solo faltaba un detalle.

 

- Jazz – pronuncie frente al espejo con voz suave, puesto que él me oiría donde quiera que estuviese en la casa.

Tan pronto como acabé de pronunciar su nombre el ya se encontraba en la habitación posicionado detrás de mí con cara de preocupación.

- ¿Podrías ayudarme con la cremallera del vestido?

Me miró de arriba abajo con profunda concentración. Se había puesto tenso. ¿Y cuando no? Así le llamaban en el instituto, “el chico tenso”. Puso una de sus manos en mi cadera y con la otra comenzó a subir la cremallera con parsimonia. Maravilloso. Arqueé la espalda al contacto y solté un suspiro que no pasó inadvertido y que hizo que se detuviese a mitad de camino. Le observé mientras estudiaba mi rostro a través del reflejo y vislumbre en sus ojos una especie de brillo, de luz. Comencé a tener una visión, pero antes de poder recibir alguna información en mi cerebro sobre sus acciones las recibí directamente sobre mi cuerpo.

Jasper se había inclinado hasta besar mi cuello y tuvo la maravillosa idea de mostrarme como se sentía ya que sus emociones no le dejaban controlar bien su poder. Le ardía la garganta, sus sentidos ya desarrollados se habían duplicado, como si estuviese cazando, pero no precisamente un animal. Me estaba cazando a . ¡Vaya! Pues si que había acertado con este vestido.

Decidí cerrar los ojos y abandonarme a sus dulces caricias, sus manos en mi cintura y todo su cuerpo pegado a mi espalda; uniéndonos más aún que sus labios recorriendo mi cuello y mis hombros. Sus manos volaron para tocarme; el cuello, la clavícula y seguir descendiendo mientras su mente memorizaba mi cuerpo. Sus incontrolables emociones me golpeaban con más fuerza que las mías propias. Pero vi sus acciones y me separé bruscamente para enfrentarle y verle con una sonrisa torcida muy pícara que me hizo estremecer. Pero ese no era mi sentimiento, era el suyo, le encantaba verme enfadada.

Estaba realmente alterado, disfrutando de la situación, dejándose llevar, sin controlar su poder y liberando todas sus emociones que viajaban a través de mi medula espinal. Sabía que había visto sus intenciones y esta vez cambió de decisión para mostrarme otra de sus morbosas fantasías. Esta vez sentí miedo, ¿Cómo podía querer hacerme eso? El seguía de pie en frente de mí con la lujuria en sus ojos y la incontrolable pasión en sus manos. Así fue como comenzó lo que para mí sería un terrorífico baile y para él la caza del dulce monstruito aterrador.

Dejé de lado mí naturaleza humana y me convertí en lo que realmente era, un cazador. Adopté mi postura, felina, como muchos me habían dicho y rugí a Jasper, no estaba dispuesta a dejarme hacer eso. Él no adoptó la postura de caza, sino que se quedó de pie y me maulló. Me maulló como un gato. Fue una provocación que me puso aun más furiosa. Y fue aun peor porque pude oír la débil risita de Emmett en el piso de abajo seguido por un golpe en lo que serían sus costillas dado por Rosalie. ¡Que inoportunos!

La distracción de Emmett me costó cara, Jasper se lanzó encima de mí aprisionándome contra el suelo y haciendo un ruido propio de dos coches chocando a una velocidad razonable. Si fuese humana ese ruido me hubiese aterrado, pero estaba demasiado acostumbrada a Jasper y fue lo que encendió mi deseo pese a sus morbosas fantasías, las cuales me producían enfado y miedo. Me mordí el labio inferior con fuerza, él ya había tomado una decisión y yo sabía cual sería su próximo paso. Me sonrió con suficiencia y con sus manos rasgó todo mi vestido que fue a parar a una esquina de la habitación hecho trizas. ¡Maldito hombre!, ¡ni me había dado tiempo a estrenar ese vestido ni a quejarme por tener que repetirlo! Esto lo pagaría caro. Mas caro que el encaje de mis prendas interiores.

Me sujetó las muecas con una sola mano y alzó mis brazos por encima de mi cabeza, incapacitándome. Lo que no sabía yo era lo mucho que estaba empezando a disfrutar aquello, viendo a Jasper como el hombre que era, ejerciendo poder sobre mí, deleitándose con mi cuerpo, tan natural y espontáneo que apenas podía parar un segundo. Me repasó a conciencia con la mirada mientras empezaba a respirar agitadamente. Se inclinó sobre mi figura y acarició con la nariz el lugar donde debería estar latiendo desbocado mi corazón. Sonrió. Pude sentir su felicidad dentro de mí, y a su vez como su autocontrol preparaba las maletas para irse de viaje, lejos, muy lejos. 

Me permití un pequeño juego con él, de todas maneras él había empezado.

 

-Jasper – gemí muy bajito. Aceleré mi respiración hasta hacerla un jadeo bastante sonoro, cerré mis ojos y comencé un vaivén con mis caderas, rozándole, invitándole a que perdiese la cordura definitivamente. Empezó a seguir mi baile lentamente, acompasándome, correspondiéndome, rugiéndome al oído con fuerza.

Tenía la vista nublada y lo único que podía hacer era acelerar el movimiento pero, inesperadamente, se paró. Oímos ruidos en el piso de abajo.

Casi pude imaginar a Edward sonriendo y dirigiéndose al garaje para recoger su volvo e ir a buscar a su Bella. Carlisle y Esme marchándose de caza para dejarnos intimidad. Y como no, Emmett riendose, esta vez a carcajadas, siendo empujado fuera de la casa por Rosalie que bufaba.

-Ya no queda nadie para ayudarte, eres mía – susurró con voz ronca contra mi pecho.

-¿Quién ha dicho que no lo fuese ya? – le respondí pícaramente contra su pelo dejando el aroma de mi aliento entre sus hebras doradas.

Jasper se irguió y me miró a los ojos intensamente por un momento que pareció eterno antes de posar la vista sobre mis labios entreabiertos que dejaban entrar y salir al aire pese a no necesitarlo. No necesitaba aire, necesitaba su aliento en mis pulmones. Y allí estaba él para dármelo, pero no sin antes torturarme. El general Whitlock era un chico malo.

Se fue acercando, vacilante, mucho más lento de lo que un humano lo hubiese podido hacer, mientras me sujetaba con fuerza contra el suelo y con una mano dibujaba líneas que serpenteaban por mis piernas y subían y bajaban como anguilas eléctricas, que dejaban su rastro al pasar. Todo muy lento, demasiado para mí, y sus sonrisa me provocaba, así que con un fuerte tirón me erguí y presioné mis labios contra los suyos demandando lo que me merecía.

Respiró dentro de mi boca, llenándola de su efluvio y llevándome al séptimo cielo.

Saboree su ponzoña mezclada con la mía. ¡Ah! Tan deliciosa como el primer día.

Y fue lo último que quedó de mi autocontrol. Espera… ¿o fue del suyo?

Recorrí la superficie de sus labios con mi lengua, mojándolos, humedeciendolos y saboreándolos hasta que el la atrapó con sus dientes para luego mover sus labios insistentemente contra los míos profundizando el beso. Maravilloso.

Me dejó libertad durante un segundo para despacharse de su camiseta y mostrarme su escultural pecho. Los pequeños rayos del sol aquel día fueron un tributo para mis ojos que se maravillaron con su belleza reflejada el en torso desnudo de mi amado. Volvió a atraparme, encarcelarme bajo su peso y la fuerza de sus brazos con un propósito fijo. Iba a cumplir su morbosa fantasía, lo estaba viendo. Un escalofrío me recorrió la espalda antes de que Jasper influenciara mis emociones para hacerme sentir relajada.

 

-¿Por qué? No logro entenderlo, solo sé que te saldrás con la tuya – necesitaba una respuesta, no comprendía porqué.

Poso un dedo en mi mejilla y luego recorrió toda la línea de mi mandíbula con él, bajando por mi cuello, pasando por mi pecho y perdiéndose hasta llegar a mi ombligo.

Titubeó.

-Es complicado.

-Jasper – le supliqué.

Suspiró muy lentamente a la vez que cerraba los ojos.

-Fue idea de Ed.

Mi familia cada vez me sorprendía más, y eso que poseía el don de la precognición.

-¿Qué tiene que ver Edward en todo esto? – Su habilidad volviendo a fallar, mi ira era demasiado grande y en su interior estaba un poco asustado.

-Me dijo que piensas que no estamos lo bastante unidos. Que querías comprender mi dolor. Que querías ser parte de mí.

Y todas las piezas se unieron formando un puzzle completo que tenía sentido. Mi rabia desapareció y en su lugar apareció gratitud. Por mi hermano y por Jazz, que me querían y no dejarían que me sumiese en un pozo sola.

 

-Por favor, hazlo.

La sorpresa bañó sus ojos, pero intenté darle fuerzas para que no se echara atrás. Después de un minuto luchando contra si mismo se rindió y me obedeció. Se acercó a mi cuello y susurró contra él.

-Te amo - Sonreí ampliamente, satisfecha de tenerle.

-Yo también te amo - Y entonces hundió sus dientes en mi piel. Y no me importaba el dolor que sentiría, porque no sería una mínima parte del suyo. Me mordió marcándome como suya, compartiendo su dolor, haciéndome su igual. Porque después de aquel día tendría un recuerdo suyo, su marca. Una perfecta media luna adornando mí ya pálido cuello de una manera especial. Como sus cicatrices de guerra debidas a su sobreprotección a mí. Pero en cambio, ésta era de amor.

                                     


martes, 16 de diciembre de 2008

[Critica] Bella's Lullaby - Carter Burwell

Todos creimos que la tan esperada nana de Bella iba a ser la canción de Yiruma (Rivers Flow in you) ya que todos los fans parecían estar de acuerdo en que era la canción perfecta para Bella. Posteriormente, nos enteramos de que se descartó esta nana y que iban a aprovechar el talento musical de Robert Pattinson para que la compusiera el mismo. Al final la directora, Catherine Hardwicke alegó que la música de Pattinson es muy personal. "No creo que la haga por encargo," escribió ella en un e-mail. Aún así, dos canciones suyas escritas antes de que twilight se filmara iban a aparecer como parte de la banda sonora. Hardwicke dijo de ellas: "Sus dos canciones son bastante geniales."

Al final se contrató al músico y compositor: Carter Burwell para que escribiera esta nana.

Muchos fans se han visto decepcionados ya que la canción de Yiruma parecía la indicada, la perfecta.


En cuanto a mí, me hubiese gustado oír una nana compuesta por Rob, pero me encuentro satisfecha con la melodía de Carter Burwell. Me parece que al estar hecha para la película tiene más que ver con el tema que la de Yiruma que se puede ver como una canción bonita nada más, incluso triste. La nana oficial de bella encaja.

Sin embargo, me he dedicado a interpretar la nana de bella real y creo que además de encajar se pueden diferenciar tres partes en ella:

  1. La vida de Edward: 00:00 a 00:28
  2. La vida de Edward y Bella se cruzan 00:28 a 01:09
  3. Edward y Bella juntos para siempre, en paz y felicidad: 01:09 a 02:15

La melodía de la nana también aparece en otras melodías de la BSO del compositor como: “I dreamt of Edward” y “Edward At her bed”


Pero claro, esto es solo una interpretación mia personal. No tiene porque y seguramente no sea así.
Para escuchar
la Nana de Bella escuchad la 4º canción del reproductor de abajo.

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Mi foto
En un edificio antiguo, dentro de una habitación pequeña, En una ciudad sin nombre

¿Sobre quien quereis que escriba más fanfics?